Fase 2: De ensayo y error

Fase de reintroducción suena guay. Te alegra y te pone contento: «por fin voy a poder comerme mi tostada del desayuno!». Y, de repente, te das cuenta de la realidad… Que la fase de reintroducción es casi igual que la fase de relajación, con la única pequeña salvedad de ir haciendo pequeñas incorporaciones y viendo qué dice nuestro cuerpo. Por eso yo prefiero llamarla «Fase de ensayo y error», porque ya nos prepara para un camino de muuuucha paciencia.

Aquí es normal dar dos pasitos para adelante, uno para atrás, o incluso volver con los malditos síntomas. No pasa nada. Estamos probando, y el intestino nos avisa. Hay que ir más despacio, hay que ir más rápido. Cada cuerpo es un mundo, y los ritmos son completamente diferentes.

Las formas de introducir alimentos también son completamente distinas. Y aquí, de nuevo, cada maestrillo tiene su librillo.

Si nos vamos a la teoría de los expertos de Monash, las introducciones se hacen eligiendo un determinado tipo de FODMAP (ejemplo, el sorbitol), buscando un alimento rico en dicho FODMAP (ejemplo: aguacate), e ir introduciendo las cantidades según sus guías. Un primer día meteríamos aguacate en cantidad moderada (45 g), un segundo día añadiríamos un poco más, y un tercer día meteríamos la cantidad elevada (100 g). Si esta cantidad no nos da síntomas, significará que no tenemos problemas con el sorbitol.

Esa es la teoría, que es muy bonita. Pero ni es tan fácil relacionar comida y síntomas, ni los alimentos los comes así por separado sin ninguna otra variable que nos pueda confundir, ni tienen por qué sentar mal por el FODMAP en cuestión. Siguiendo con el ejemplo del aguacate, puede que la introducción del aguacate nos acabe dando problemas, pero no por el sorbitol en sí, sino por la histamina del aguacate o por su contenido en grasa.

Otra forma, que a mí me gusta, es olvidarnos de las matemáticas e ir introduciendo muy pequeñas cantidades de alimentos diferentes de forma conjunta.

Más adelante os iré poniendo ejemplos de práctico de distintas maneras de ir introduciendo alimentos, porque… ¡cada microbiota es un mundo!