¿Por qué y para qué?

La Dieta Fodmap es una de esas dietas que genera mucha polémica. O la adoras, porque ves que es una herramienta muy poderosa para aliviar los síntomas gastrointestinales de la gente, o la odias, porque te han repetido una y otra vez que es una dieta para seguir solo durante 4 o 6 semanas.

Y yo digo… ¿Acaso una dieta occidental con comida industrializada, llena de ultraceprocesados se puede seguir más de 4 o 6 semanas? ¡Yo diría que es mejor que no la sigas ni una semana!

Una Dieta baja en FODMAPs bien estructura y planificada, sin perder de vista la salud de nuestra microbiota, puede llegar a ser una dieta mucho más saludable que cualquier otra llena de ultraprocesados. Ahora bien, como las restricciones alimentarias nunca son buenas, claro que nuestro objetivo es añadir, con el tiempo, el mayor número de alimentos fermentables posibles, por nuestras bacterias, y por nosotros también.

Mi idea con este blog es servir de guía y de ayuda para todo aquel que necesite hacer una Dieta baja en FODMAPs pero que no tenga muy claro por dónde empezar. Por Internet circulan muchas listas de alimentos, muchas ideas acertadas y erróneas sobre lo que se puede o lo que no se puede comer en esta dieta… Yo solo quiero recopilar aquí la información proporcionada por la Universidad de Monash, y hacerle ver a la gente que esta no es tanto una dieta de eliminación como de controlar cantidades.

A mí no me gusta hablar de alimentos prohibidos y permitidos. En primer lugar porque cada cuerpo es un mundo, y cada microbiota es otro mundo. Y en segundo lugar, porque las cosas en el cuerpo humano nunca son blancas y negras, hay muchas escalas de grises, en donde cualquier alimento puede tener cabida si nuestra microbiota nos lo permite.

Jugar entre ese equilibrio entre los síntomas que nos provoca el exceso de fibra y los beneficios que nos proporciona esta misma a nivel intestinal es lo realmente difícil. Y en ese equilibrio es donde la información de los FODMAPs que tiene cada alimento nos puede servir de orientación, sin perder de vista que el único maestro que nos va a guiar de la mejor manera posible es, como siempre, nuestro propio cuerpo.